domingo, 21 de octubre de 2012

La utilidad de las manifestaciones


Últimamente, parece que no hay semana en que no haya una concentración o manifestación masiva para protestar por algo (los sueldos, los recortes, el nacionalismo de turno…). Sin embargo, pese a su frecuencia cada vez mas alta ¿Sirven para cambiar algo? La gente lleva meses protestando, y el gobierno sigue con su "hoja de ruta", sin cambiarla un ápice por ellos.


Pese a los intentos ilusorios de algunos, de comparar estas protestas con la llamada "primavera árabe", lo cierto es que no se parecen en nada: Ni la presión es igual de multitudinaria, ni es tan continuada (la gente no está dispuesta a permanecer acampada meses para cambiar algo, sin saber a qué). Sobre todo, porque se protesta contra cosas concretas, pero no hay una meta final global que se pueda alcanzar. No es echar a un dictador o pedir un cambio de régimen: Simplemente un hartazgo de las reglas de juego actuales de la política; que los políticos no piensan cambiar, pues les beneficia enormemente.
Y ese es el problema: Al no ser una sola cosa concreta que agrupe todos los grupos de protesta, no tienen fuerza. Ramón González Ferris escribió hace poco este artículo de opinión, que si bien se centraba en los jóvenes, expresa mejor que yo lo que se necesita para cambiar las cosas en la política.


Entonces ¿No sirven de nada las manifestaciones? No diría eso. Pienso que estas se han convertido en una válvula de escape de la presión de la sociedad española, que puede manifestar así su cabreo permanente, y liberar un poco del estrés que soporta cada día. Esto evita que la presión se acumule hasta límites peligrosos, que podrían provocar cosas más graves si estallara toda de golpe. Y siempre es mejor una manifestación de protesta, que una acción violenta.

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