martes, 20 de octubre de 2020

No al toque de queda

 

Lleva unos días rumoreándose, primero en Cataluña, luego en la Comunidad de Madrid, y finalmente ha saltado al plano nacional en boca del Ministro de Sanidad. La idea sería una especie de confinamiento domiciliario, de todos los residentes en España, durante una franja horaria. Otra medida más a sumar a los “confinamientos perimetrales”, las restricciones de horarios y aforos actuales, etc. Pienso que es una muy mala idea, 2 simples motivos:

 

-       Efectividad prácticamente nula: En la práctica, esto afectaría a los pocos negocios que estuvieran todavía abiertos en la madrugada, al transporte público (que como sabemos, nadie se contagia ahí) y a los “botellones”. Las fiestas que se hacen en pisos y similares, seguirían haciéndose. Solo que ahora empezarían antes y terminarían después. ¿Acaso alguien piensa, que los grandes picos de contagio son por gente que deambula en las calles de madrugada, sin rumbo fijo?

 

-       De nuevo acumulación de casi todo el poder en manos del Gobierno: El ministro Illa, ya ha dejado caer que para hacerlo, se debería volver a decretar el Estado de Alarma en todo el país, y no solamente durante 15 días. Ha dicho que antes de todo, tendría que hablar con los partidos para saber que estarían dispuestos a sostenerlo durante las posibles prorrogas (en plural).  Ya escribí sobre lo mal que gestiono el anterior Estado de Alarma el Gobierno; estoy convencido de que si vuelve a declararlo, hará más de lo mismo.

 

 

Porque al final, todo esto de los confinamientos perimetrales o el toque de queda, no deja de ser el depositar en los políticos de turno la capacidad de restringir un derecho fundamental como la libre circulación, con un montón de excepciones. Lo que convierte las medidas en puramente cosméticas. Lo de contratar miles de sanitarios para reforzar la atención primaria, maestros para hacer grupos de estudiantes más pequeños, o crear infraestructuras sanitarias o educativas (que la solución en la educación sea abrir las ventanas en invierno, tiene bemoles), se han convertido en propósitos de año nuevo: que sí, que sí, que lo voy a hacer…; bueno, no.  

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