lunes, 27 de abril de 2020

Sobre la reclusión de los ancianos por el Covid-19


Ahora que a los niños les han “permitido” salir a la calle, vuelve a estar sobre la mesa el “permitírselo” a las persona mayores. Parece que si la cosa va bien con los críos, se abriría más la mano con el resto de personas. Aunque con las continuas improvisaciones y rectificaciones de este gobierno, es complicado vaticinar algo.

Puntualicemos algo antes de seguir. Ni los niños ni las personas mayores tenían absolutamente prohibido salir a la calle. En los decretos ley (y sus posteriores rectificaciones), había supuestos que les permitían salir a la calle. Aun así, estos no dejan de ser restrictivos.


Centrándonos en los ancianos, debiéramos distinguir (independientemente de la edad) a 2 tipos: Los que tienen independencia funcional (pueden ir ellos a hacer la comprar, pueden hacer las tareas de la casa), y los dependientes (necesitados en mayor o menor grado). Mientras que los primeros si quisieran, podrían hacer breves salidas del domicilio, los segundos lo tienen mucho más difícil. Ellos suelen necesitar un cuidador que les acompañe para salir;  realizar la compra con una persona así, es lento y con más o menos grado de dificultad. Además de que las colas que se forman ahora en todos los sitios, no ayudan en nada. Esta segunda clase es la que está sufriendo más el confinamiento.


En las personas mayores con dependencia, tan grande cambio en sus rutinas les afecta enormemente. Generalmente sufren en mayor o menor medida deterioro de sus procesos cognitivos, y salir a la calle y ver gente, les relaja y tranquiliza. Estar horas y horas metidos en la casa, les afecta a la cabeza, haciéndoles perderse un poco más en sí mismos. Estas son las personas que más necesitan salir a la calle, y el gobierno debería entenderlo ya. O corremos el riesgo de que cuando todo esto acabe, surja un número alto de personas con problemas psicológicos, complicados de arreglar por su edad avanzada.



Y elegir entre vivos o cuerdos, es una falsa elección. Pues sin cordura no hay vida.

2 comentarios:

Neovallense dijo...

Tienes toda la razón, sobre todo en determinados casos el confinamiento puede ser contraproducente. Sí, se evita que puedan contraer el coronavirus, pero a la par al estar encerrados en casa, sin apenas moverse ni interaccionar con nada, les afecta tanto física como psicológicamente. Así que se les debería permitir salir, acompañados a los que lo necesiten, manteniendo siempre las medidas de precaución oportunas... y apelando a la responsabilidad ciudadana, porque todavía hay personas que no se enteran...

Bibliotecario dijo...

Lo de que no se enterar .. yo creo que se han enterado muy bien, pero el estres de este confinamiento indefinido esta pasando factura mental, y conscientemente o no, la gente empieza a relajar las medidas. Ya antes de autorizar la salida de los niños, cada vez veía mas gente por la calle.

Veremos si con las mascarillas y demás, hay repunte o no en 2 o 3 semanas.