Hoy
Pedro Sánchez acaba de decretar el Estado de Alarma (otra vez). No igual que
los anteriores: en este tras decretar unas medidas generales para toda España
(menos Canarias), delega el mando en los gobiernos de las Comunidades Autónomas.
Que un
Gobierno use un recurso tan excepcional como el Estado de Alarma como una ley
cualquiera, es temerario.
Ya he escrito anteriormente sobre el mal uso del Estado de Alarma del GobiernoCentral. Ahora, cada Gobierno Autonómico tendrá poder para confinar según se le
antoje, por zonas (imagine que confinan una calle: podrían hacerlo), municipios
o incluso su propia Autonomía. Sánchez se ha quitado de encima gran
responsabilidad de la pandemia, convirtiendo a los presidentes autonómicos en,
aun mas, emperadores de medio pelo; totalmente libres de la interferencia de
jueces y tribunales, amparados por el Estado de Alarma. Como el dicho popular
“que cada palo aguante su vela”; que cada autonomía haga y deshaga libremente,
que el Presidente se lava las manos. Además, les ha regalado un caramelito:
según el artículo 11 del decreto titulado “Prestaciones personales”: “las autoridades competentes delegadas podrán
imponer en su ámbito territorial la realización de las prestaciones personales
obligatorias que resulten imprescindibles en el ámbito de sus sistemas
sanitarios y socio sanitarios para responder a la situación de emergencia
sanitaria que motiva la aprobación de este real decreto.” Adiós a las
huelgas sanitarias. Posibilidad de movilizar a todo el personal por decreto.
La primera vez
fueron prácticamente 4 meses. Ahora, supuestamente más preparados ¿quieren
tener 6? Dice que “si las cosas mejoran”, podría levantarse antes. Pero dadas
las inconcreciones propias del decreto, fiarse de la palabra del hombre que no
podía dormir tranquilo en coalición con Podemos (benditos somníferos), es mucho
más que arriesgado. Votar la prorroga seria soportar de 6 meses de califatos autonómicos, haciendo cada autonomía lo que le hiciera en
gana sin control, y con un Gobierno desentendiéndose de cualquier intento de
gestión de la pandemia.
La cruda realidad
es que es muy cómodo gobernar con el Estado de Alarma, sin rendir cuentas. No
se puede consentir. No están concentrándose en contratar más personal sanitario
y/o mas docentes (ni con la bajada de requisitos que permitió el Gobierno),
mejor material sanitario y educativo. No. Mejor prohibir y restringir. Que los
ciudadanos llevamos años cediendo terreno en nuestros derechos es evidente.
Cada vez cedemos más de nuestra privacidad, de nuestros derechos laborales, y
ahora con la justificación de la pandemia, también derechos fundamentales como
el de reunión o el de libre circulación. El sueño húmedo de los políticos
parece ser ciudadanos que trabajen, paguen impuestos y no protesten. Parece que
van camino de ello.
Pd: Ya se están
emocionando. Cataluña ha empezado a decir en voz alta que sopesa un
confinamiento domiciliario durante los fines de semana. Y no ha pasado ni una
semana.
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