No con mi voto

Finalmente se ha consumado, y el 10 de noviembre habrá elecciones generales. Las cuartas elecciones en cuatro años. Y yo estoy cansado. Con 44 años, me movido bastante durante mi vida de elector:

-       Al empezar a votar elegí un partido, hasta que acabo decepcionándome tras incumplir sistemáticamente sus promesas tras resultar elegido.

-       Vote a otro pequeño de su misma cuerda para dividir el poder, y que tuviera que llegar el partido grande a acuerdos para que no hiciera lo que le diera la gana. Para mi sorpresa, el grande ignoro al chico, prefiriendo pactar con nacionalistas o periféricos antes que con él.

-       Cambie a otro partido que supuestamente se creó con condición de “bisagra” ex profeso, para ayudar a la gobernabilidad del país, con algunas propuestas sensatas. Pero acabo virando a un extremo y abandonando su concepción inicial, para luchar por ser el que manda.

-       Decepcionado y sin que ningún partido me motivara para elegirle, acabe votando en blanco, esperando de que al menos mi voto sirviera para que los partidos salientes de las elecciones, formaran un gobierno que trabajara por España. No ha sido así.

Según pasaban los años, cada vez me ha ido costando mas votar. Los políticos mienten, engañan y prometen lo que no cumplen. Pero cada vez lo han ido haciendo más descaradamente, hasta el punto de que en menos de 1 mes pueden llamar a la misma cosa blanca y negra, sin el más mínimo gesto de sonrojo. Estoy harto de muchas de sus cosas:

-       Harto de que prometan en campaña unas cosas, y al ganar digan que no pueden hacerlas por culpa de los que estaban antes, o que Bruselas no les deja.

-       Harto de que digan que estos son sus enemigos/aliados íntimos, y después según necesiten los votos, sean todo lo contrario.

-       Harto de que cada partido se considere el campeón de la libertad, y a todos los demás demonios del más abyecto pozo infernal.

-       Harto de que se aprovechen del esfuerzo de sus cuadros más pequeños cuando hacen cosas buenas, y los desprecien cuando no lo hacen bien.

-       Harto de que cuando consiguen dirigir algo, colocan a su gente de inmediato, sin mirar ni respetar méritos.

-       Harto de que aparezcan de la nada, aprovechando una fama mediática para conseguir algún puesto y sueldo, aunque luego no tengan poder real para hacer nada.

Así que no, no voy a votar en las próximas elecciones. Cuando algún partido consiga renovarme la fe, volveré a las urnas. Pero para que se cisquen en mi voto, paso.