domingo, 18 de noviembre de 2018

Relatos de hospital 10: Desperdiciando recursos de la sanidad


Mi padre lleva más de 3 años con una sonda urinaria. Además en el último año, por alguna razón que los médicos son incapaces de descubrir, se le revientan los globos que sujetan la sonda en la vejiga. Así que ya soy experto en todas las cosas que pueden suceder en estos casos.

Hace unos días, se le volvió a reventar el globito alrededor de las 13:00. Fuimos a nuestro ambulatorio y como de costumbre, nos mandaron a la sala de urgencias de enfermería. La enfermera que estaba allí, no me daba buena espina (no sabía dónde estaban las cosas). Al meter la sonda, hizo un primer intento, la saco, echo mas lubricante y la volvió a meter; cuando inflo el globo, le dolió a mi padre; dejo mucha sonda fuera del pene y una vez “puesta”, no salía (como suele ser habitual) nada de orina.
La pregunte si estaba segura de que estaba bien puesta, asegurando ella que sí. Aun temiéndome que no, volvimos a casa. Durante las horas posteriores, expulso orina con algo de sangre, pero sobre las 17:00, la sonda se lleno de sangre y se obstruyo.

Como he mencionado arriba, ya hemos pasado por virtualmente todas las situaciones posibles con las sondas. Esto ya ha pasado, siendo resuelto por los del 061 en nuestra misma casa, con gran facilidad: un lavado de la sonda con suero, desinflamos el globo, la volvemos a colocar, sale pis normal y asunto arreglado.

Siendo un asunto sencillo, volvimos al ambulatorio para que lo hicieran. Nos derivan a las urgencias de enfermería. Al pasar a la sala, explico a la enfermera lo que sucede; pero al verlo, la enfermera (que no parecía novata), se arredro y nos mando al médico, para que lo examinara. Subimos al médico, pasamos por la puerta y sin mirarlo siquiera, nos hace un volante para que vayamos a urgencias del hospital. Pese a decir que esto ya le había pasado, arreglándolo sus compañeros con facilidad, sigue empeñado en derivarnos. Así pues vamos al hospital.
Al llegar allí cuento lo sucedido en el mostrador de admisión. Al poco nos ve una doctora para valorarlo. Relato los hechos, haciendo hincapié en que esto ya le ha pasado antes, siendo resuelto rápidamente y sin dificultad. Nos mandan a la sala de espera; tras casi 1 hora en la sala, tengo que ir a reclamar a las enfermeras que actúen, dado que la acumulación de orina ya le estaba doliendo. Finalmente le meten en 1 box y le atienden, haciéndole exactamente lo mismo que antaño.  Después de esto, aun nos toca esperar más de hora y media, para un simple informe. Entre unas cosas y otras, salimos de allí a las 22:00 aproximadamente.

Así pues, se perdió un día en arreglar algo que haciéndose mal desde el principio, pudo solucionarse en menos de 10 minutos. Pero por incompetencia, por miedo o por no querer complicarse la vida, acabo  derivando en un montón de horas nuestras pérdidas, y recursos sanitarios desperdiciados (tiempo de enfermeras, box de hospital ocupado, tiempo de médicos). Luego dicen que la sanidad está saturada. Ejemplos como este, no ayudan precisamente a aligerarlas.

1 comentario:

Ernesto Makimura dijo...

A veces se complican la vida innecesariamente por falta de "responsabilidad" o más bien de no querer asumir la que les corresponde.
Si ya de por si, la sanidad pública esta saturada por falta de medios (personales y materiales), además hacen una mala gestión de los que ya tienen y perdemos todos: tanto los profesionales sanitarios que acaban pringando más de lo que deberían, y los "pacientes" en esperas innecesarias.