Resulta frustrante el ver a tu padre postrado en la cama, lleno de gomas y frascos de medicamentos.
Encima con los problemas de comunicación habituales que tiene por el Parkinson, agraviados hasta el extremo por la boca reseca, tras días de no ingerir líquidos por ella y grandes flemas; así es imposible entender lo que dice el 90 % de las veces.
Y cuando intentas con tu mejor intención, aunque probablemente de forma errónea, levantarle la cabeza mientras tose para que las expulse y el te aparta bruscamente con un brazo, es como una puñalada en el corazón.
Sientes un dolor intenso; un sentimiento de ofensa por el rechazo, después de estar completamente volcado con el.Tienes que aguantar como puedes las lágrimas, y ver como lo hace otro.
Sabes que probablemente lo haya echo porque lo hiciste mal, pero el gesto queda clavado en tu memoria. Y duele. Pese a todo, duele.
1 comentario:
mucho animo, muchacho.
Las estancias en el hospital siempre son difíciles, tanto para el enfermo como para el cuidador.
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