miércoles, 30 de diciembre de 2015

Sentirse representado y estar obligado

Con motivo del intento de los nacionalistas catalanes de separarse de España, y de las proclamas iniciales de Podemos contra la transición, a muchos políticos y periodistas se les lleno la boca de decir que la constitución fue refrendada por más del 84% de los españoles (de un 58% del censo que voto), catalanes incluidos, y que esos 4 gatos que despotrican contra ella, no tienen nada que decir frente a todo el resto de españoles.


Pero como todo en esta vida, hay matices en esa apreciación. Cierto es que en su día, la constitución fue aprobada mayoritariamente, pero eso fue el  6 de diciembre de 1978. Todos los que nacieron posteriormente, y los que en ese día no tenían edad legal para votar (entonces mayores de 21 años), no la refrendaron. Pueden estar a favor de toda (a saber cuántos españole3s se han leído toda la constitución, políticos incluidos), de algunas partes o de nada, pero lo cierto es que no han tenido ocasión de expresar su opinión. Y son unos cuantos millones de personas, por lo que estaría bien que no abusaran de esos porcentajes, que pueden no ser los que ellos creen. Lo mismo pasa con muchas leyes de naturaleza polémica como las del aborto, las de desahucios de viviendas, las de seguridad ciudadana … ; leyes que no se han votado nunca por la ciudadanía, ni han preguntado a la gran mayoría de españoles (salvo algunos encuestadores aquí y allá), si les parecían bien. Habrá gente que les parezcan bien unas, todas o ninguna.



Sin embargo, una cosa es no sentirse representado por ellas, y otra decidir no obedecerlas. Si no se está de acuerdo con algo, hay cauces democráticos y legales para intentar cambiarlas: peticiones con recogidas de firmas para una iniciativa legislativa popular, votar a partidos políticos que quieran realizar los cambios que tú quieras. Pero el no obedecer las leyes, te coloca automáticamente en el lado de los delincuentes; llámese desobediencia civil, pacifica o a mano armada. Si estás dispuesto a ello, debes estar dispuesto también a aceptar las consecuencias. Lo contrario es hipocresía y activismo de twitter. Escudarse en el “no me representan” para cometer delitos sin admitir consecuencias, es pura cobardía. 

Tales personas, no pueden representar ninguna causa dignamente. 

1 comentario:

Neovallense dijo...

A través de la desobediencia civil se han logrado grandes avances, pero está claro que el que lo ha hecho ha sido consciente de las consecuencias que ello puede acarrear (y en regímenes no con muchas libertades precisamente); así que en países democráticos con más vías de acción quien transgrede leyes (o constituciones) deberían de tener todavía más claro las consecuencias y asumirlas... y no denunciar conspiraciones o cosas por el estilo.

Salutations