domingo, 17 de mayo de 2015

No eres tú, soy yo



Desde que comenzó el Expomanga de Madrid, por primera vez en el Hotel puerta de Toledo, vi y participe en el nacimiento del evento, de algo similar a unas jornadas locales, hasta convertirse en un evento de cierta importancia nacional en el mundillo.  Hasta el año pasado, que no fui por un problema puntual, no había faltado en ninguna edición. Así que este año, volví a pasarme por allí el domingo por la mañana. Espere el día con ilusión, y llegue allí con ganas.


 Sin embargo, ya  allí,  note un poso de excesiva impaciencia,  al fijarme las 11:00 AM como hora límite para entrar al recinto; años atrás, habría esperado bastante más sin ninguna prisa.  Entre sobre las 10:30 AM, y comencé mi pequeño ritual: una inspección minuciosa de los stands, para fijar posibles objetivos de compra,  a la vez que iba sacando fotografías de algunos cosplayers. Una vez terminada, y dando otra vuelta para buscar cosplayers interesantes, hice una parada en la cafetería. Tras consumir un café y un bollo, hice otra ronda de fotos y volví a ver mis “objetivos”. 

Y aquí fue cuando empecé a darme cuenta del cambio operado en mi mentalidad. Después de la muerte de mi madre, pase a ocuparme de la economía de la casa. Combinando la pensión de mi padre y mi sueldo, no pasamos apreturas, pero apenas podemos ahorrar un poquito todos los meses para imprevistos futuros.  Así, ahora el precio del merchandaising no lo media en términos de “poder permitírmelo o no”, sino en términos “este es casi el 70%  o el 10% de lo que podemos ahorrar mensualmente”.  Esto me producía un regusto amargo, pues ni eran piezas excepcionales, ni las deseaba con ansia de fans.  Una vez echa mi elección de no comprar nada, surgió la inevitable pregunta “¿Ahora qué?”. Ninguna de las actividades que se realizaban en el pabellón de cristal me llamaba la atención. La cantante japonesa, única cosa que me interesaba algo, cantaba hora y media después (según programa). Tenía mis dudas sobre si me gustaría su estilo; además, una vocecita en mi interior me recordaba que si salía ya, no necesitaría gastar dinero en un taxi, para llegar a la hora de comer a casa con mi padre. Así que al final me fui, con la sensación de que había sido una mañana poco provechosa. 
Esta sensación se acentuó después, tras subir las pocas fotos que hice a las redes sociales: amigos me hicieron ver que me había equivocado no solo en nombrar a cosplayers de personajes que debería conocer perfectamente, sino que incluso subí una foto de otro evento. Y eso que ni había puesto las series de los personajes.



Eso me hizo comprender, que realmente el Expomanga ya ha perdido  gran parte del interés para mí. Sigue teniendo las mismas cosas que antaño: Stands, conciertos, cosplayers. Todo aumentado con el paso de los años. Pero ya no producen el mismo efecto en mí. Parece que la acumulación de eventos con los años, añadido al inevitable cambio de vida tras la muerte de mi madre, han hecho que estos eventos hayan perdido ese “efecto maravillador” que antaño tenían en mi. Supongo que tendré que replanteármelos. Esto no quiere decir que deje de ir, sino que seleccionare mas los eventos, yendo solo a los que verdaderamente tengan algo que me llame la atención (ah, los musicales zaragozanos, esos sí que los echo de menos). Ir por inercia, ya ha dejado de ser una opción. Estoy en otra etapa vital, en que aprecio más un par de horas con los amigos, que un día en estos eventos. Todos cambiamos; o las circunstancias de la vida nos cambian, según queremos verlo. Y admitir esos cambios para no estancarnos en el pasado, es fundamental.  

1 comentario:

Neovallense dijo...

Desde luego uno ya no entra en los eventos con la ilusión juvenil, y más en tu situación, mi mayor interés en estos momentos son los autores (conseguir unas dedicatorias y hablar con ellos), y si acaso buscar alguna oferta. Por lo demás es que, bueno, hay muchos eventos a la espalda y ya es más difícil que uno se impresione (eso sin contar que los intereses, y las prioridades, cambian).

Saludos.