martes, 9 de septiembre de 2014

Anécdotas de jornadas zaragozanas









Hay muchas jornadas en España; yo he ido durante años a las que se realizan en Zaragoza. Dado mi gusto por las obras teatrales, y que allí realizan obras relacionadas con el manga y similares, son mis preferidas. Eso ha dado para un puñado de situaciones más o menos absurdas, que voy a intentar relatar. Vamos a ello:



Que buenos son que nos llevan de excursión

Durante muchos años, las obras se representaban en lugares distintos a donde se realizaban las jornadas. Esto significaba un paseíto, más o menos largos, desde el sitio central al teatro de turno. Para que no se perdiera la gente, se creaban grupos de guías para llevar a la gente al destino. Un viaje que podía durar 20 minutos andando, más un autobús. Para los que no éramos de Zaragoza, eran muy prácticos. Aunque claro, a veces te despistabas, perdías al guía, y acababas cogiendo un taxi corriendo, temiendo llegar tarde. Y acabas llegando antes que el grupo. La vuelta era más divertida, dado que no había guía. O pillaba un taxi a la carrera, o daba un largo paseo hasta mi hotel (algo que mi sentido de la orientación, añadía un nivel de dificultad). Uno de los motivos por los que termine comprando un plano de Zaragoza. Aun así, hace 2 años en la vuelta de una obra, termine encontrando 3 sitios donde había cenado en años anteriores (no, no estaban cerca entre ellos).


 Tipica expresion mia de viaje




El hotel de los líos

Aunque he repetido varias veces, lo cierto es que he conocido varios hoteles en Zaragoza. Y de todo me he encontrado:

-         El error tonto: Un año que reserve por teléfono en un hotel una doble (viajaba con un amigo), al llegar y decir el nombre de la reserva, la mirada del recepcionista ya mosqueo. Nos dijo que la habitación tenía una cama de matrimonio. Tras una breve discusión con mi amigo, decidimos cambiar de hotel. El recepcionista nos recomendó uno a “5 minutos”. Después de 5 minutos de carrera frenética y no llegar todavía, paramos un taxi. Tras unos 10 minutos, llegamos al otro hotel. Con el taxi esperando registrarnos, dejar las maletas en la habitación y bajar para que el taxi nos llevara a donde representaban los musicales.

-         Levantando las barricadas: En otra ocasión, escogí un hostal por ser un poco más barato, lo que demostró ser un grave error. Era una habitación individual muy austera, con una terracita que daba a una calle de juerga nocturna, sin persianas en la ventana. Así que a las 07:00 am con los ojos como platos. Aunque lo peor, es que la puerta no cerraba más que con el resbalón por dentro, abriéndose con el picaporte. Acabe durmiendo con una silla delante de la puerta (por si acaso).

-         Este no es el mío, que me lo han cambiado:  Después de varias ocasiones de ir junto a un amigo, al mismo hotel situado en la plaza de España, llegamos bajando tranquilamente en cierta ocasión por el paseo de la independencia, llegamos a la plaza, giramos y tras dar unos pasos nos paramos en seco. Estábamos delante de una entrada llena de luces, puerta corredera de cristal…. Retrocedimos unos pasos y levantamos la cabeza, comprobando que era el sitio de siempre, tras una profunda remodelación. Que les quedo muchísimo mejor que antes, pero la primera impresión de ambos, fue que la entrada parecía un club de carretera.

-         Mis adorables vecinos: Otro año, después de cenar, volver al hotel, mirar internet y tal, decidimos acostarnos. Eran pasadas las 00:00. Una media hora después, me desperté oyendo algo. Al poner atención, descubrí que los ruidos venían de la pared que compartíamos con la habitación de al lado. La pareja estaba dedicándose a “darse alegría al cuerpo” sonoramente. Y estaban en forma.

 Sobre todo, discretito





Puntualidad ante todo

-         La ley de Murphy: Siempre que viajo a Zaragoza, intento llegar con tiempo suficiente de margen, para ir tranquilamente a los musicales. Sin embargo, un año cogimos un tren que llegaba bastante justo. Llevando las maletas, fuimos desde la estación al lugar del musical, a paso ligero. Pese a todo, llegamos 10 minutos después del horario de inicio previsto. Y ya había empezado. En todas las demás ocasiones que he ido a ver los musicales, siempre han empezado con retraso.

-         Horarios indicativos: Es algo realmente inherente a este tipo de eventos, pero en cierta ocasión, fue “hundir el dedo en la llaga”. Tras un año en que tuvimos que ir a coger el tren de vuelta antes de terminar los conciertos, el año siguiente cogí billete para el último tren que salía de Zaragoza hacia Madrid (aunque fue antes del Ave). Sin embargo, pese a realizarse al lado de la estación, los conciertos empezaron con más de 2 horas y media de retraso, por lo que al final tuve que irme a la estación renegando, otro año más sin terminar de ver el concierto. Eso sí, la siguiente vez decidí que lo terminaría ver si o si. El año posterior volvimos el lunes.


 ¡Llego tarde, llego tarde!



Buscando la circular A-38

Durante muchos años, era costumbre en las jornadas realizar una cena abierta en un japonés los sábados por la noche. En una ocasión, se pidió el pago por adelantado. Como íbamos 3, fuimos al stand de organización para apuntarnos. Esta es una reproducción (en la medida en la que es fiel mi memoria), del dialogo mantenido:

-         El menda: Buenas tardes, veníamos a apuntarnos a la cena.
-         Chica del stand1: ¿Qué cena?
-         El menda: La cena de esta noche, la de después del musical.
-         Chica del stand1: Espera que pregunto (se gira y pregunta a otra chica) ¿Sabes de qué cena hablan?
-         Chica del stand2: Si, la de esta noche. Espera que busco una lista (un par de minutos después). Pues no la encuentro. Cojo un papel nuevo y os apunto.
-         El menda: Bien ¿Cuánto era? (realmente sabíamos el precio, pero era más por cortesía).
-         Chica del stand2: Pues… no lo sé. Esperad que pregunto (la muchacha pregunta a un par de personas más, mientras los 3 empezamos a sentir una gota en la cabeza. Finalmente lo averigua, y nos apunta en un papel).
-         Chica del Stand2: Bueno, pues ya esta (la damos el dinero, y ella se la da otra chica, llamémosla chica del stand3).
-         Chica del Stand3: ¿Dónde lo guardo?
-         Chica del Stand2: Haz un sobre con un folio y guárdalo. (vemos como dobla un folio por 2 laterales, y toda confiada echa el dinero dentro… cayéndose por el otro lado).
-         Chica del Stand3: Huy (a estas alturas, ya sentíamos cuervos volando por encima de nuestras cabezas; recoge el dinero, dobla el extremo que faltaba, y echa el dinero). Ya está.
-         Nosotros: Vale, vale, adiós.

Conseguimos alejarnos unos metros de la vista del stand, para después estallar los 3 en carcajadas, convencidos de haber participado en una escena digna de cualquier anime cómico.


 Empiezo a pensar que hay una camara oculta



Volando voy; volando vengo, vengo


El año pasado, debido a mi situación personal, ya no podía permitirme hacer noche en Zaragoza. Sin embargo, tenía muchas ganas de ver los musicales. Así pues, decidí liarme la manta a la cabeza y pegarme una paliza de AVES:
-         Salir de trabajar sobre las 14:00, ir a casa a comer, ir hasta la estación de Atocha y coger el tren de las 16:30.
-         Llegar a Zaragoza, coger un taxi e ir a donde se hacían los musicales.
-         Hacer un poco de tiempo, viendo las jornadas y/o saludando a los conocidos.
-         Ver el musical.
-         Despedirme de los conocidos, coger un taxi e ir a la estación de Zaragoza.
-         Cenar en la estación, coger el tren y en Atocha, otro taxi hasta mi casa.
Esto el viernes y el sábado, dado que ese año ambas asociaciones realizaban sus jornadas el mismo fin de semana (ambos días trabaje por la mañana). 


 Ya no se si voy o vengo



Ahora mismo, mi situación familiar me impide ir y disfrutar de las jornadas que se realizan allí. Sin embargo, con tantos buenos ratos pasados allí, solo puedo desear a ambas asociaciones y a todos los que las realizan, la mayor de las fortunas. Esperemos que sigan muchos años así.

2 comentarios:

Neovallense dijo...

Muchas ediciones, muchas anécdotas... La de la cena con el sobre casero del dinero es notablemente absurda xD

Bibliotecario dijo...

Sin duda la de la cena es la mas epica. Aunque de otros sitios como Barcelona o Madrid, tambien tengo otras cuantas interesante. A ver si un dia las cuento.