martes, 25 de diciembre de 2012

La decadencia de los padres


Se suele decir que es una tragedia el que los padres sobrevivan a los hijos. Que es “ley de vida” el que estos mueran antes, y que es terriblemente duro el ver a un padre morir a un hijo. Sin embargo, pocas veces se ve desde la óptica contraria. El que un hijo deba ver como sus padres van degradándose poco a poco, víctimas de los achaques y la edad.

 

De pequeños, vemos a nuestros padres como esos pilares inamovibles que nos guían y protegen, siempre firmes ante los envites de la vida. Ya de adolescentes, les vamos bajando del pedestal, teniendo nuestras diferencias de criterios con ellos y nuestras primerias discusiones, aunque todavía están fuertes y capaces. Pero según entramos en la etapa adulta, vemos como van cogiendo achaques a la vez que el imparable envejecimiento, va minando sus fuerzas.

Entonces observamos en muchos casos, como van cogiendo una enfermedad tras otra, perdiendo cada vez más autonomía y capacidad. Salen de un problema y cogen otro, quejándose y lamentando continuamente de cómo están ahora respecto a como estaban antes. Y uno solo puede verlos con una mezcla de impotencia y frustración, intentando resolver los problemas que se presentan uno detrás de otro de la mejor manera posible, para que vivan lo más cómodo posible. Aunque en muchas ocasiones sean simples parches.

 

Decir que es ley de vida es un estéril e inútil consuelo. Eso no alivia el dolor de ver como tus padres van perdiendo sus capacidades físicas y mentales, especialmente si vives con o cerca de ellos. No es fácil liberarte del sentimiento de impotencia. Lo único que puedes hacer, es intentar disfrutar todo lo  posible de ellos; con suerte años, y estar a su lado para apoyarles.

 

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