sábado, 1 de septiembre de 2012

La cotineadidad de la historia


Tras unos días de turismo, no he podido evitar reparar en la cantidad de objetos cotidianos que hay en los museos. Lámparas, cubiertos, juguetes, monedas…. Seguramente nadie pensó hace un par de siglos, que esas cosas que usaban y desechaban casi a diario, fueran considerados años después objetos históricos preciosos. Incluso hay dudas sobre la utilización de ciertos objetos encontrados; vete a saber si eso que creías un objeto importantísimo, era un simple juguete de los niños.


Podemos elucubrar que dentro de 3 siglos, los botes de refrescos, los tenedores de plástico o los mecheros-linternas, sean reverenciados como importantes testimonios de nuestra antigua forma de vida. Quizá sería mucho más fácil, registrar estas pequeñas cosas a lo largo de los años. Aunque claro, ¿Quién es el guapo que trabajaría anotando todas estas cosas?


Bueno, tal y como están hoy en día las cosas, si lo pagaran casi cualquiera.

No hay comentarios: