Hoy el ministro de justicia, ante las preguntas de una diputada socialista sobre los cambios en la ley del aborto, ha respondido en el Congreso que las mujeres muchas veces "se ven sometidas a una violencia de género estructural por el mero hecho del embarazo".
Ciertamente, estoy de acuerdo con el señor ministro: Todavía hay familias que ven vergonzoso el embarazo de una hija no casada, o empresas que recomiendan sutilmente a sus empleadas, el que les iría mejor si no buscaran tener niños, por poner un par de ejemplos. Igualmente veo bien el que se creen programas para su inserción laboral, o simplemente ayuda a las mujeres embarazadas.
Pero… ¿Qué tiene esto que ver con el volver a los supuestos antiguos de la ley del aborto?
No todas las mujeres que piensan abortar son coaccionadas a ello (seguramente, resultara un tanto por ciento bastante pequeño, si existiera alguna estadística al respecto). Y si bien cualquier serie de medidas que ayude a este colectivo, son buenas ideas, estas no contradicen en absoluto la actual ley del aborto. Mucho más laxa, obviamente, de lo que le gustaría al PP. Pero como buen político, Gallardón enseña una mano para despistar, mientras con la otra hace lo que realmente quiere. No contesta a lo que realmente se le pregunta, pero su respuesta genera suficiente revuelo, para despistar por un momento al personal. Así, seguirá trabajando en endurecer los supuestos de la ley del aborto tranquilamente. Después de todo, es lo que tiene la mayoría absoluta.
PD: No deja de ser curioso, como le han recordado, que para esta ley no esperen la resolución del tribunal constitucional, mientras que para la del matrimonio homosexual, no hagan nada amparándose en que esperan lo que dicte el tribunal. Que cosas.
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