jueves, 5 de enero de 2017

Relatos de hospital 8: sillones de tortura

Hoy en día, no suelen poner muchos reparos a que un familiar acompañe al enfermo por la noche. Otra cosa, es que pongan comodidades. Por ello presentamos:

La butaca del infierno: una especie de butacon reclinable, con una extensión que se levanta por los pies. Desgraciadamente, la articulación del respaldo suele estar rota, por lo que tienes que apoyar este para no quedarte casi tumbado. Y por tanto, no se levanta por los pies. Así nos las vemos y deseamos, para coger la postura.

Por lo menos, te permite colocarse al lado de la cama. Claro que cuando tienen la cama alta, y el enfermo habla mal,  puedes acabar sentado en el apoyabrazos, con tus brazos sobre la barra de seguridad de la cama, apoyando tu cabeza en ellos e intentando dormitar.

Y es que al final, cuando hay sueño, se duerme en cualquier parte.

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